lunes, 8 de diciembre de 2008

Etnografía Falcón Venezuela Conuco Trapiche Casabe






Sistemas productivos agrícolas de Venezuela: el conuco y el trapiche.

Por José Millet y Oscar Lázaro*

A fuerza de repetición, la cultura ha llegado a ser entendida como espacio exclusivo de la vida espiritual del hombre. La estrechez de este concepto dicotómico impide colocar en él elementos de la producción material sin los cuales resultaría imposible explicarnos cómo nacen, crecen y alcanzan determinado desarrollo muchas expresiones propias del patrimonio intangible. En el largo proceso de “maduración” del concepto del Atlas Etnográfico Cultural del Estado Falcón en cuya producción nos encontramos inmersos, hemos ido privilegiando la vida social que tiene como escenario principal el campo, el que un torcimiento del “proceso civilizatorio” ha hecho que sea abandonado con las consecuencias negativas que se derivan de este error, que padecemos hoy y que se multiplicarán en un factor exponencial muy elevado en un futuro mediato. En nuestra región falconiana, tenemos el privilegio de contar con  una amplia diversidad en cuanto a formas y exponentes característicos de la vida social en estrecha vinculación con la naturaleza, bien sea la que tiene lugar cercana al mar o a la campiña: en cuanto al primero, la pesca artesanal es un ejemplo de ello y las dos formas de producción agrícola que vamos a comentar a continuación serían, asimismo, otros dos prototipos dignos de que sean consecuentemente estudiados para una propuesta de rehabilitación o reacomodo, de acuerdo con las actuales condiciones que rodean nuestra existencia.

En lo que respecta a manifestaciones de los procesos simbólicos de las comunidades agrícolas, nuestras investigaciones de campo se han concentrado en la Parroquia Curimagua, del municipio serrano Petit, en razón de los recursos disponibles y porque allí disponemos de familias que nos han brindado su apoyo para poderlas llevar adelante. Asimismo, entre otras razones no menos importantes, este ha sido el escenario núcleo de la iniciativa de la recuperación de modos de producción tradicionales a partir de la gente organizada mediante los Concejos Comunales, como el del denominado Trueque, ya reconocida a nivel nacional como una de las más significativas de cuantas se hayan emprendido en esta dirección apuntada.

El conuco.

El sabio Lisandro Alvarado fue quien mejor identificó la procedencia de numerosas palabras vernáculas, muchas de las cuales han pasado al lenguaje hablado corrientemente por el venezolano. Su infatigable trabajo de investigación de campo lo llevó a acopiarlas y verificarlas una uy otra vez, hasta extraer un juicio personal con un alto grado de fundamentos lexicográficos. En su libro Glosario de voces indígenas de Venezuela**  reconoce a conuco como una voz de origen taíno que designa una porción de tierra de labranza y no, como afirma Humboldt, “una cabaña cercada de tierras cultivadas”. En efecto, al conuco lo vemos como un sistema de producción agrícola de base indígena, el cual está reclamando, desde hace bastante tiempo, un estudio riguroso, interés que con las presentes líneas intentamos espolear. Se afirma que era una pequeña porción de tierra destinada al cultivo por parte de la población aborigen que encontraron los europeos al pisar por primera vez las islas del Caribe. Ahora bien, este sistema de producción primaria destinada al autoconsumo, ¿qué cambios experimentó al, drástica o gradualmente, según haya sido el caso, disminuir o casi desaparecer los nativos pobladores y dar paso a la entrada de los africanos ?

Como veremos a continuación,  el conuco  siguió teniendo parecida característica de lote de tierra de pequeño tamaño, que los esclavistas asignaban a los africanos sometidos a la condición de siervos en el horrendo sistema de plantaciones que introdujeron en el Caribe, con objeto de palear sus precarias condiciones de vida mediante una exigua producción destinada al autoconsumo. Parte del contenido de ambas acepciones parece haberse reflejado en la vigésimo segunda edición de la RAE al afirmar que, en Cuba, República Dominicana y Venezuela, en esa parcela se cultivan frutos menores en condiciones de precariedad en cuanto al regadío y al cultivo.

Este sistema original parece haber perdurado en los tiempos iniciales de la Conquista y la Colonización, pero cuando ésta avanzó y fue necesaria la introducción de mano de obra esclava, sufrió algunas modificaciones resultantes del uso que hicieron del mismo los seres humanos que se aplicaron en ello. Nos estamos refiriendo a la época en que fue impuesto el mencionado sistema de la plantación, que se extendería muy pronto por toda la región, del Caribe insular a Centro y Suramérica, incluyendo a Brasil. Entonces el conuco empezó a designar una porción de tierra , ubicada en espacios en que la plantación no sembraba determinada planta—sea la caña de azúcar, el café o el algodón--, y que era destinada tanto al cultivo como a la crianza de animales por parte de los africanos esclavizados a quienes el amo o dueño se la entregaba.

El adjetivo conuquero en primer lugar designa a la persona que labra el conuco, viva o no en él y a algunos de los objetos que emplea para trabajar en esta porción de tierra, como el “machete conuquero, afilado hasta la rabisa”.No sorprende que al mismo tiempo la acepción de este calificativo abarque un campo semántico que va más allá de lo estrictamente humano. En efecto, como bien apunta Alvarado, incluye a los animales con la costumbre de merodear los plantíos cercados, como las reses y los loros conuqueros. Más adelante, aportaremos una nueva figura—en este caso animal-- que se ubica en el cuadro actual de los que es el sistema de producción conuquera en la sierra coriana.

Vamos a esforzarnos por intentar reconstruir su evolución, pero “por ahora” nos ha sido dable proporcionar la visión de algunos productores conuqueros acerca de en qué consistía y cómo funcionaba este sistema de producción agrícola en un pasado relativamente reciente, qué situación presenta en la actualidad y cómo algunos de ellos ven su proyección en un futuro a mediano plazo.

Hilario Lois es un conuquero con características muy especiales por haber destinado gran parte de su conuco a la producción de bienes destinados a la curación ecológica o de Medicina Verde y adquirido una excelente reputación por sus cuidados medio ambientalistas y como beneficiador de la salud humana basándose en sus productos naturalistas. Ubicándolas alrededor de su parcela de tierra productiva, ha construido varias confortables cabañas con fines de turismo rural, lo cual  no le ha impedido que, mismo tiempo, en su conuco se cultiven especies de “verduras”, como el apio, el ñame, el ariguaje o genaje (bastón largo…) y la auyama. También en él se producen muchos tipos de “granos”, como la caraota, el quinchoncho y el “frijol colorao”; árboles frutales, como la naranja, el aguacate; otros tipos de vegetales, como el maíz, el café y la caña de azúcar.

Según este mismo productor agrícola, actualmente se cultivan la mandarina, el cambur y los árboles maderables para obtener madera con destino al uso doméstico o familiar.

Afirma que antiguamente era casi obligado tener un huerto especial, donde se cultivaban plantas medicinales y aromáticas. Se criaban animales, como gallinas, marranos y cabras, atados con un mecate o encerrados en un chiquero; además, la familia se esforzaba por tener, al menos, una vaca.

Trueque.

La carestía de dinero con que comprar animales y víveres provocaba que apareciera el intercambio simple de productos agrícolas entre los propios productores del campo. Esto fue reforzado por la casi total inexistencia de un sistema de viales que llegase a los sitios de labranza para facilitar el traslado de los frutos. No había vías, pues, para ir a hacer compras a territorios en ocasiones muy distantes del campo donde trabajaba el conuquero, situación que reforzaba esta especie de “mercado interno”, conocido hoy por trueque.

Sistema productivo agrícola venezolano: el conuco. Noticias de su evolución.

Edgar Francisco Ferrer, de 54 años, nacido el 16 de noviembre de 1954 en Guayapa, Parroquia Curimagua, siempre ha vivido en su lugar de nacimiento y es considerado por sus vecinos como uno de los trabajadores más apegados al trabajo agrícola, al punto de ser visto como un ejemplo de este tipo social lamentablemente inmerso en un proceso de debilitamiento, al que en estos momentos se le tiende a poner coto a través de diferentes acciones. Ahora está ocupado, laboralmente hablando, en la elaboración de los bio-digestores* como empleado en la Cooperativa CODETAL, pero no deja de trabajar en su conuco. Él nunca había salido de Curimagua y, gracias a su inserción en esta forma de producción social  pudo visitar a Elorza y a Caracas.

Edgar siempre se ha dedicado a la siembra de la caña de azúcar destinada en la producción de panela y, en el pasado, esta siembra la hacía en los terrenos propiedad del Sr. Jesús Lázaro (-+2006) ubicados en esta misma parroquia. Aun hoy siembra caña con idéntico objetivo de carácter productivo.-

Edgar manifiesta que antes el conuco tenía unas tres hectáreas de terreno, en declive, con o sin fuente de agua cerca. Se cultivaban árboles frutales, como la naranja, y “pura caña de azúcar”, para moler en el trapiche la caña era transportada en burro. El maíz, caraota, quinchoncho, yuca, cambur, y ocumo eran cultivos de primera línea.

Ciclos productivos agrícolas

El maíz se siembra una sola vez al año, entre mayo y junio, y la caraota y el quinchoncho en los mismos meses.

El cambur se siembra todo el año, pero siempre en menguante. Esta planta siempre pare al año de sembrada.

En el patio de la casa del conuquero había cochinos amarrados, más no en corrales, las gallinas si las tenían encerradas en gallineros. El tenía más de 7 vacas. Pedro Sánchez le dijo: “ si vos tenés un animal, tenés que venderlo” . Y se vendía la vaca en 200 Bs, la vaca que daba 10 litros de leche para el consumo familiar y el resto se destinaba a la venta. La leche la llevaba a la carretera en litros de vidrio para su venta.

Antes se empleaban 7 burros para cargar la producción agrícola, con especies diversas, como la propia caña y algunos cítricos, como la naranja. Resulta interesante observar la evolución del precio de venta de este utilísimo cuadrúpedo. Nuestros interlocutores de la Sierra coriana afirman que hoy un burro cuesta un millón de bolívares con aperos, 500 “al pelo”, pero antes costaba 100 bolívares.

Pese al desarrollo vertiginoso del automovilismo en Venezuela, todavía este inteligente animal sigue sirviendo de medio de transporte y de carga. Hasta lo más intrincado del macizo montañoso del Estado Falcón, las vías de penetración y las infraestructuras viales han posibilitado que los vehículos automotores entren en competencia con aquellos tradicionales medios de desplazamiento y de trabajo. En laz amenas pláticas sostenidas en varias ocasiones con Edgar, dejó escapar una nota biográfica impactante, al referirse a lo sucedido a uno de sus hermanos. La voz natieco designa el último de los hijos nacidos en una familia y el de Edgar murió de muerte natural, pero no así su otro hermano, quien fue atropellado por un carro, cuyo chofer lo dejó tendido en la carretera provocándole su posterior fallecimiento.

El conuco, hoy.

Actualmente en el conuco se siembra la naranja valenciana, no la naranja criolla. Antes el conuco era un aguacatal inmenso, plantación que se dice fue secada por una plaga. Pero lo cierto es que casi ya no se siembra aguacate.

Entre los árboles de madera que, actualmente, se siembran  están la guama, el aguacatillo y el cedro, empleados para obtener la imprescindible sombra que protege a los cultivos menores, sobre todo al café.

El conuco y el chuco

A manera de afirmación final, el conuco debe ser explicado como un sistema de producción tradicional de la tierra en el cual hay que tomar en cuenta la manera peculiar del hombre de tratar el objeto principal de la labor productiva—o sea, la tierra--, los medios tradicionales de trabajo, los saberes asociados a aquélla e, incluso, la relación peculiar que establece el ser humano con las plantas que se cultivan en la parcela y con los animales que intervienen en este el modo de producir la tierra, así como de cuidar y consumir los bienes que se recolectan en ella. Un concepto actualizado de agricultura toma en cuenta el conjunto de los componentes o elementos anteriormente aludidos, a los que hay que añadir otros más, por supuesto, como el del conocimiento de las relaciones de los astros y otros planetas con la vida vegetativa que tiene lugar en el nuestro.

Estos son algunos de los animales que se involucran en el conuco, muchos de los cuales son depredadores natos. El picure es un roedor como de unos dos quilos de peso que come verduras. La ardita o por ardilla ataca el maíz. El conoto es un pájaro negro con cola amarilla que come naranja. El chochó es otra ave de color negro con amarillo que come frutas. Se nos afirma que el judío es un pájaro que no come nada de la cosecha del conuco sino puro añaragato, especie de “rabo de mono”, que se come.

Hay un animal considerado como una de las peores plagas que depredan la cosecha del conuco. En la sierra coriana se le da el nombre de chuco a una especie de mono silvestre cuyo hábitat es precisamente los parajes montañosos. Advierto que esta es una mala fama carente de fundamento, según hemos podido adentrarnos en el enfoque dado por los vecinos de este eje de la geografía falconiana que hemos comenzado a estudiar. Hay compatriotas allí que han llegado a humanizarnos al chuco. Así, alguien nos manifiesta que la regla de oro de los chucos es “comer y dejar”, nunca dañar toda la cosecha del conuco. La visión que se tiene de esta especie de simios es que son un “mal necesario”; no trabajan y consumen lo producido por el hombre, pero por eso no deben ser maltratados ni mucho menos se les debe matar.

Se emplean diversos procedimientos para mantener alejado a la manada de chucos del conuco, cuando ya la cosecha está próxima a ser colectada. Por ejemplo, se les ahuyenta del conuco con una tapa de zinc que cuando ventea hace un ruido que los ahuyenta igual que a los pájaros.

Sistemas productivos agrícolas venezolanos: el trapiche.

Vamos a referirnos, someramente, a una época en que la producción de la caña de azúcar empezó a hacer quebrar el conuco como sistema de producción primaria instituido por la gente más humilde que habitaba el campo venezolano. Se expandía el cultivo de esa gramínea que, lenta pero aplastantemente, terminaría por imponerse como uno de los cultivos principales de la economía agrícola venezolana de entonces. Esta puntada nos sirve para aportar un rayo de luz acerca de lo que sucedería con el conuco cuando se enfrentó al cultivo extensivo de la caña de azúcar, sobre la que se afirma que, desde La Chapa hasta Cabure, todo era “pura caña”.

En nuestras investigaciones de campo, fue muy provechoso haber compartido con el testimonio personal de gente valiosa y aplicada a este sistema tradicional de producción agrícola, como el Sr. Jesús “Chucho” Lázaro Ferrer, cuyo trapiche aun está operativo. Asimismo, tuvimos la dicha de entrevistar al Sr. Juvenal Ortiz ( +2008), también conuquero. Gracias a su importante información, pudimos conocer la existencia del trapiche con toros de buey que es aquel que emplea la fuerza animal para elaborar la caña de azúcar. En cuanto a su estructura física, este tipo de trapiche estaba conformado por 3 masas de madera de vera, 2 moledoras y un espantador de toro.

Se afirma que los bueyes iban enyugados o “en yunta” para distribuir la fuerza de arrastre o halar parejo entre ambos a fin a de imprimirle el necesario impulso a la tarea.

En cuanto a los diversos modalidades de empleo de la fuerza de trabajo, en el trapiche se trabaja en una forma que llamaban “por guardia”: la primera se extiende desde las 6 de la tarde hasta las 6 de la mañana del día siguiente, con el empleo de lámparas de kerosén para iluminarse durante la noche, o en ocasiones, también eran usados los celebrados mechurrios.

Modos solidarios de trabajo agrícola.

Las precarias condiciones materiales que rodearon—durante tanto tiempo-- la existencia de la gente del campo provocaron el surgimiento de diversas modalidades del trabajo solidario: se convirtió casi en una costumbre, entre los vecinos, que alguien sembrara la caña de azúcar en su parcela personal y luego ayudara a cortar la caña sembrada por otro en el sitio de labranza de su vecino. Hasta hoy dura otra forma de este tipo de trabajo solidario cuyos orígenes se remontan a la vida comunitaria de los nativos y originales habitantes de  nuestro continente: la denominada cayapa consiste en el trabajo realizado entre varios vecinos que se emplean en diversas tareas, algunas de la producción material, y otras asociadas a la vida doméstica, como la construcción de alguna casa de vivienda, por citar uno de los ejemplos más elocuentes.

Coro-Venezuela, diciembre 2008.-

·        Lic. J. Millet es el Jefe del Centro de Investigaciones Socioculturales del Instituto de Cultura del Estado Falcón (INCUDEF), Venezuela, y Oscar Lázaro, uno de sus investigadores.

·        ** Alvarado, Lisandro: Obras Completas /Caracas/ /Fundación /La Casa de Bello /1984/

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